2/5/14


-Qué se puede hacer si no se puede vender nada -repitió la mujer.  

      -Entonces ya será veinte de enero -dijo el coronel, perfectamente consciente-. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde. 
       -Si el gallo gana -dijo la mujer-. Pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo puede perder.  
      -Es un gallo que no puede perder.  
      -Pero supónte que pierda. 
      -Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso -dijo el coronel.  
      La mujer se desesperó.  
      -Y mientras tanto qué comemos -preguntó, y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía-. Dime, qué comemos. 



      El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder: 


      -Mierda. 
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"El coronel no tiene quien le escriba"
Gabriel García Márquez